En una época en la que tanto adultos como niños están tan sometidos al ritmo frenético, al consumo incesante y a la vida frente a las pantallas, en ocasiones merece la pena tomarse un respiro.
Resulta sorprendente que el movimiento zero waste haya llegado tan lejos. Aquellas fotografías que salían en los medios hace algunos años, de auténticas rara avis que confesaban poder acumular los residuos de todo un año en un bote de cristal, ya no resultan tan extrañas en un panorama en el que cada vez más personas están concienciadas con el consumo responsable.